07 de setembro de 2016
Fotos e texto: Luismar Ornelas de Lima
A Sociedade Espírita Fraternidade (SEF) promoveu na manhã desta quarta-feira dia 7 de setembro, no auditório do Clube Português de Niterói, dentro das comemorações de seus 36 anos de fundação seu X Seminário com a participação do orador Divaldo Pereira Franco que discursou para um público em torno de 1300 pessoas sobre o tema "Os Quatro Gigantes da Alma", com base no livro homônimo editado em 1947 do psiquiatra cubano Emilio Mira y López (1896/1964).
O orador baiano, começou por falar do advento do Cristianismo, da chegada do Divino Galileu, de sua recente viagem à Grécia e da Doutrina Espírita que veio trazer novas perspectivas para a Humanidade.
Divaldo Franco contou a história contida na obra "A Sinfonia Pastoral" de Andre Gide (1869/1951) inspirada na sinfonia nº 6 de Ludwig van Beethoven (1770/1827), obra esta que conta a história de uma menina cega que abandonada pela família é adotada e educada por um pastor. A menina, vivendo em Paris foi submetida a uma cirurgia que lhe restituiu a visão. Perguntada o que gostaria de ver, falou que gostaria de contemplar a Natureza. Vendo a beleza das árvores, perguntou ao seu tutor por que razão as pessoas eram tão tristes, se havia tanta beleza no mundo.
Divaldo aproveita o gancho para falar da beleza da Doutrina Espírita que esclarece, conforta e enfatiza o amor de Deus por cada um de nós; cita o escritor russo Fiodor Dostoyevsky (1821/1881) que em sua obra "O Idiota" escreveu que a beleza salvará o mundo.
E entrando no tema da palestra, Divaldo Franco menciona os quatro gigantes da alma: rotina, ansiedade, medo e solidão. Elementos estes, presentes na vida de quase todos nós, comprometendo o nosso equilíbrio físico, psicológico e espiritual, impedindo-nos de alcançar a paz e a felicidade. Vivemos para satisfação de nossos instintos básicos: comer, repousar e praticar sexo. A falta de metas psicológicas profundas em nossa existência, nos levam a permanentes estados de ansiedade, sem confiança em nós mesmos e na providência divina.
Divaldo buscou mostrar que devemos realizar um grande esforço para transformar os quatro gigantes da alma em quatro caminhos alternativos e positivos. Substituir a rotina por uma vida dinâmica, buscando novas atividades, experimentando novas coisas; buscar enfrentar o medo, com audácia, coragem; trocarmos a ansiedade pela confiança em nós mesmos e na justiça divina que é misericordiosa, que tudo provê; e, por fim, educar nossa libido, para que vivenciemos o amor mais puro, livre de conflitos e desequilíbrios perturbadores.
Nos intervalos do seminário, divido em três etapas, Divaldo Franco e Raul Teixeira autografaram seus livros, além das fotos com os presentes que mostravam a felicidade por levaram uma recordação daquele grande momento.
José Raul Teixeira agradeceu a presença do amigo Divaldo Franco a quem chamou de padrinho, encerrando o evento com todos voltando às atividades normais do dia, com farto material para suas reflexões.
Abraço, Jorge Moehlecke
(Texto em português recebido em email de Jorge Moehlecke)
Espanhol
SEMINARIO EN LA SEF CON DIVALDO FRANCO
Rio de Janeiro, 07 de septiembre de 2016.
Rio de Janeiro, 07 de septiembre de 2016.
Fotos y texto: Luismar Ornelas de Lima
La Sociedad Espírita Fraternidade (SEF) promovió, durante la mañana del miércoles 7 de septiembre, en el auditorio del Club Portugués de Niteroi, incluido en la conmemoración de sus 36 años de fundación, el X Seminario con la participación del orador Divaldo Pereira Franco, quien se dirigió a un público constituido por unas 1300 personas, refiriéndose al tema Los Cuatro Gigantes del Alma, basado en el libro homónimo -editado en 1947- del psiquiatra cubano Emilio Mira y López (1896/1964).
El orador baiano comenzó haciendo alusión al advenimiento del Cristianismo, a la llegada del Divino Galileo; a su reciente viaje a Grecia; y a la Doctrina Espírita, que trajo nuevas perspectivas a la humanidad.
Divaldo Franco relató la anécdota contenida en la obra La Sinfonía Pastoral, de André Gide (1869/1951), inspirada en la Sinfonía nº 6 de Ludwig van Beethoven (1770/1827), obra esta basada en la historia de una niña ciega, que al ser abandonada por su familia es adoptada y educada por un pastor. La niña, que residía en París, fue sometida a una cirugía que le devolvió la visión. Le preguntaron, entonces, qué le gustaría ver, y repondió que le gustaría contemplar la naturaleza. Mientras apreciaba la belleza de los árboles, le preguntó a su tutor por qué razón las personas estaban tan tristes, si había tanta belleza en el mundo.
Divaldo aprovechó la oportunidad para hablar de la belleza de la Doctrina Espírita, que ilustra, consuela y enfatiza el amor de Dios por cada uno de nosotros; mencionó que el escritor ruso Fiodor Dostoyevsky (1821/1881), en su obra El Idiota escribió que la belleza salvará al mundo.
Luego, introduciéndose en el tema de la disertación, Divaldo Franco menciona los cuatro gigantes del alma: rutina, ansiedad, miedo y soledad. Manifiesta, entonces, que estos elementos, presentes en la vida de casi todos nosotros, que comprometen nuestro equilibrio físico, psicológico y espiritual, nos impiden alcanzar la paz y la felicidad. Vivimos para satisfacer nuestros instintos básicos: comer, descansar, y practicar el sexo. La falta de metas psicológicas profundas en nuestra existencia, nos conducen a permanentes estados de ansiedad, sin confianza en nosotros mismos ni en la Providencia divina.
Divaldo se propuso mostrar que nos cabe realizar un gran esfuerzo para transformar los cuatro gigantes del alma en cuatro caminos alternativos y positivos. Sustituir la rutina por una vida dinámica, buscando nuevas actividades, experimentando nuevas cosas; con el propósito de enfrentar el miedo, con audacia, con coraje; y transformar la ansiedad en confianza en nosotros mismos y en la Justicia Divina, que es misericordiosa, que todo provee; y, finalmente, educar nuestra libido, para que experimentemos el amor más puro, libre de conflictos y desequilibrios perturbadores.
En los intervalos del seminario -divido en tres etapas-, Divaldo Franco y Raul Teixeira autografiaron sus libros, además de las fotos con los presentes, que mostraban felicidad por llevarse un recuerdo de aquel trascendente momento.
José Raul Teixeira agradeció la presencia del amigo Divaldo Franco, a quien denominó padrino, y dio por concluido el acto, cuando todos retornaron a las actividades habituales de cada día, con abundante material para sus reflexiones.
Abrazo, Jorge Moehlecke
(Texto em espanhol recebido da tradutora MARTA GAZZANIGA [marta.gazzaniga@gmail.com], Buenos Aires, Argentina)
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