sexta-feira, 17 de junho de 2016

Registro. XVI Congresso Espírita Colombiano - Divaldo Franco-Medellin, Colômbia

05 de junho de 2016

No dia 5 de junho de 2016, Divaldo Pereira Franco teve mais uma participação no XVI Congresso Espírita Colombiano, com o seminário Sexo e Consciência.

Considerando a sutileza do tema proposto, Divaldo optou por dar-lhe conotação de uma conversa íntima, no intuito de chegar a um ponto máximo de comportamento ético, em relação à nossa consciência e atitudes sexuais. 
Afirmou que, durante largo tempo, se confundiu consciência com conhecimento. Carl Gustav Jung deu-lhe uma excelente definição: o momento de consciência é aquele no qual o ego toma conhecimento de seus conteúdos psíquicos, ou seja, aquele em que podemos e devemos atuar em determinada situação.

Graças a isso, o notável psicólogo Pedro Ouspensky, discípulo de Gurdjieff, estabeleceu que nos situamos em níveis diferentes de consciência: 
Consciência de sono – são os que vivem sem ter a percepção do que ocorre. Constituem a maioria da população. 
Ele divide, ainda, a sociedade em fisiológica e psicológica. A primeira é aquela que estaciona nas funções primárias: comer, dormir, praticar sexo. 
Os que detêm ideais, os que pensam na Humanidade, pertencem ao grupo da sociedade psicológica. 
O segundo nível de consciência é a consciência desperta: a felicidade está ligada à felicidade do outro. Abre-se ao altruísmo, à solidariedade e à fraternidade. A estatística seria de 5% da população que se encontra neste nível.

Consciência de si mesmo é o terceiro nível: estou em um corpo, sou uma alma, uma consciência e essa administra a máquina orgânica, através de sete funções: intelectiva, emocional, instintiva, movimento, sexual nas posturas anatômicas masculina e feminina, com as posturas psicológicas de ânima (feminina) e animus (masculina; a emocional superior e a intelectiva superior. 
O quarto estado é o da Consciência cósmica, no qual, segundo Ouspensky se encontra 3% da população. Como exemplo, citou Paulo de Tarso: Já não sou eu quem vive, é o Cristo que vive em mim. É o estado crístico, um estado de integração com o pensamento cósmico. 
Dos personagens do Evangelho, Divaldo elegeu como modelo de transformação moral, a figura de uma mulher, Maria de Magdala, uma meretriz e relatou seu amor a Jesus. Ela, junto à mãe dEle e o apóstolo João Evangelista foram os únicos a permanecerem ao pé da cruz, quando da crucificação.

E foi para Maria de Magdala que Ele apareceu, após a morte, por primeira vez. Foi ela que anunciou o retorno dEle das sombras da morte.
Mais tarde, ela ficou entre os leprosos, falando-lhes do reino dos céus, da abnegação, da caridade. Acabou por contrair a enfermidade e morreu, em Éfeso, em casa de Maria de Nazaré, a quem fora visitar, descobrindo-se em final da própria existência. 
Prosseguiu falando a respeito das questões sexuais, dizendo da sua condenação pelas religiões ortodoxas, enquanto Joana de Ângelis afirma: Não há nada mais extraordinário do que a comunhão sexual, quando assinalada pelo sentimento do amor. 
Paulo de Tarso, por sua vez, asseverou: Uma coisa somente é imunda quando a mente o é.

O verdadeiro sexo deve ser realizado com ética. Na tradição junguiana e na psicologia transpessoal, o sexo é considerado fundamental para a vida. É preciso viver a experiência sexual com dignidade, amar e servir ao próximo, lutando contra as imperfeições. 
Narrou as experiências de Francisco Cândido Xavier canalizando sua energia sexual para a mediunidade, psicografando de oito a dez horas por dia, deixando-nos pouco mais de quatro centenas de obras. 
Finalizou Divaldo narrando sua própria experiência, desde a juventude, dizendo-se pai de 684 filhos que não tinham pais. Frisou da sua felicidade por ter encontrado no Espiritismo a razão primordial da vida, a razão essencial do amor.

Texto:Diana Burgos.
Fotos: Luís Fernando Vargas e facebook
Tradução sintetizada por Maria Helena Marcon.
Em 16.6.2016.


(Texto em português recebido em email de Jorge Moehlecke)


Espanhol



DIVALDO FRANCO EN EL XVI CONGRESO ESPÍRITA COLOMBIANO -
Medellín, 05 de junio de 2016.


El día 5 de junio de 2016, Divaldo Pereira Franco tuvo una nueva participación en el XVI Congreso Espírita Colombiano, con el seminario Sexo y Conciencia.

En consideración a que el tema propuesto era muy delicado, Divaldo optó por darle la característica de una conversación íntima, con la intención de llegar a un punto máximo de comportamiento ético, en relación con nuestra conciencia y con las actitudes sexuales. 
Manifestó que durante largo tiempo, se confundió conciencia con conocimiento. Carl Gustav Jung le dio una excelente definición: el momento de conciencia es aquel en el cual el ego toma conocimiento de sus contenidos psíquicos, o sea, aquel en el que podemos y debemos actuar en una determinada situación.

Gracias a eso, el notable psicólogo Pedro Ouspensky, discípulo de Gurdjieff, estableció que nos ubicamos en niveles diferentes de conciencia:

Conciencia de sueño – Se trata de aquellos que viven sin tener la percepción de lo que ocurre. Constituyen la mayoría de la población. 
Él divide, además, a la sociedad, en fisiológica y psicológica. La primera es aquella que se estaciona en las funciones primarias: comer, dormir, practicar el sexo.  Quienes cultivan ideales, aquellos que piensan en la humanidad, pertenecen al grupo de la sociedad psicológica. 

El segundo nivel de conciencia es la conciencia despierta: la felicidad está vinculada a la felicidad del otro. Se entrega al altruísmo, a la solidaridad y a la fraternidad. La estadística informa que un 5% de la población se encuentra en este nivel.

Conciencia de sí mismo es el tercer nivel: estoy en un cuerpo, soy un alma, una conciencia, y esta administra la maquinaria orgánica, a través de siete funciones: intelectiva, emocional, instintiva, movimiento, sexual -en las posiciones anatómicas masculina y femenina-, con las posiciones psicológicas de ánima (femenina) y ánimus (masculina); la emocional superior y la intelectiva superior. 

El cuarto estado es el de la conciencia cósmica, en el cual, según Ouspensky se halla el 3% de la población. Como ejemplo, citó a Pablo de Tarso: Ya no soy yo quien vive, es el Cristo quien vive en mí. Es el estado crístico, un estado de integración con el pensamiento cósmico. 

Entre los personajes del Evangelio, Divaldo eligió como modelo de transformación moral, la figura de una mujer: María de Mágdala, una meretriz, e hizo un relato acerca de su amor a Jesús. Ella, junto con la madre de Él y el apóstol Juan, el Evangelista, fueron los únicos que permanecieron al pie de la cruz, en ocasión de la crucifixión. Y fue a  María de Mágdala a quien Él se apareció después de la muerte, por primera vez. Fue ella quien anunció el retorno de Él de las sombras de la muerte. Más tarde, ella permaneció entre los leprosos, hablándoles del Reino de los Cielos, de la abnegación, de la caridad. Acabó por contraer esa enfermedad y murió, en Éfeso, en la casa de María de Nazaret, a quien había ido a visitar, cuando descubrió que había llegado al final de su existencia.

Divaldo prosiguió haciendo alusión a cuestiones sexuales, y mencionó su condenación por las religiones ortodoxas, mientras que Joanna de Ângelis afirma: No hay nada más extraordinario que la comunión sexual, cuando la caracteriza el sentimiento del amor. Pablo de Tarso, por su parte, afirmó: 
Una cosa solamente es inmunda cuando la mente lo es.

El verdadero sexo debe ser realizado con ética.
En la tradición junguiana y según la Psicología Transpersonal, el sexo es considerado fundamental para la vida. Es preciso vivir la experiencia sexual con dignidad, con amor y servicio al prójimo, luchando contra las imperfecciones. 

Narró las experiencias de Francisco Cândido Xavier, que canalizaba su energía sexual hacia la mediumnidad, y psicografiaba entre ocho y diez horas por día. Él nos dejó poco más de cuatro centenas de obras.

Finalizó, Divaldo, narrando su propia experiencia, desde la juventud, diciendo que es el padre de 684 hijos que no tenían padres. Destacó su felicidad, por haber encontrado en el Espiritismo la razón primordial de la vida, la razón esencial del amor.

Texto:Diana Burgos.
Fotos: Luis Fernando Vargas y facebook
Traducción sintetizada por Maria Helena Marcon.
El 16.6.2016.

(Texto em espanhol recebido em email de MARTA GAZZANIGA [marta.gazzaniga@gmail.com])