quinta-feira, 11 de fevereiro de 2016

Registro. Divaldo Pereira Franco – palestra em Jataí, GO


O real sentido da vida - Divaldo Franco-Jataí/Goiás 10 fevereiro 2016

Eutanásia? Nunca! -  O real sentido da vida

Jataí, pujante cidade do estado de Goiás, recebeu nessa quarta-feira, dia 10
de fevereiro, a presença de Divaldo Pereira Franco.
O Centro de Cultura e Eventos Dom Benedito Cóscia, moderno teatro com
capacidade de 1.000 foi pequeno para acomodar as pessoas que desde as 15:00
aguardavam sob um calor forte a abertura de seus portões para a palestra que
teve início as 20:00.
Prevendo isso, os organizadores do evento acomodaram mais 450 pessoas nas
dependências do Centro Espírita Casa do Caminho e um número incalculável de
ouvintes acompanharam o evento pela TV Jataí que efetuou a transmissão para
os lares jataienses.

Assumindo a tribuna Divaldo emocionou a todos narrando a história do médico
americano Tadeu Merlin, favorável a aplicação da Eutanásia em casos de
doenças terminais.
Com esse pensamento povoando seu cérebro, o Dr. Merlin foi convocado a
efetuar um atendimento de emergência para tentar salvar a vida de uma
parturiente e seu bebê que não vinha à luz mesmo após 20 horas de trabalho
de parto.
Quando, finalmente, a criança veio ao mundo o Sr. Merlin deu-se conta de que
a mesma era portadora de uma deficiência congênita no pé o que o impediria
de ter uma vida normal. Esse fato, associado ainda, à penúria econômica da
mãe, despertou no médico materialista a ideia de acabar com os enormes
sofrimentos que aquela criança teria.
Aproveitando que a mãe do bebê dormia, extenuada pelo largo período do
parto, o Dr. Merlin preparou a injeção que levaria o recém-nascido à morte
sem despertar suspeita. Porém, algo que o médico não soube explicar, deteve
sua iniciativa e com esforço abandonou a efetivação da eutanásia.

Os anos se dobraram e várias décadas mais tarde o agora famoso e bem
sucedido Dr. Merlin vivia uma vida tranquila ao lado da filha e de Barbara a
netinha de 5 anos que encantava sua vida.
Em um acidente de trânsito, desencarnaram a filha e o genro do Dr. Merlin
deixando Barbara sob seus cuidados.
Ao completar 7 anos, porém, a linda Barbara foi alvo de uma virose pertinaz.
Os diversos médicos consultados afirmavam que a morte da criança ocorreria
em poucos dias, sob dores terríveis. Os médicos aconselharam o Dr. Merlin a
suavizar os momentos finais da netinha querida aplicando-lhe a eutanásia.
Em desespero o Dr. Merlin buscou ajuda junto a um médico da periferia de uma
cidade do meio oeste americano que vinha efetuando estudos com essa doença.
O jovem médico avaliou Barbara e confirmou o veredito dos demais
profissionais. A morte de Barbara ocorreria em poucos dias.
Vendo o sofrimento do avô, o médico ofereceu um tratamento experimental e
sem certeza de resultados, o que foi prontamente aceito pelo Dr. Merlin.
Após algumas semanas de tratamento a vitalidade e a saúde, voltaram a animar
Barbara.
Quando o Dr. Merlin foi agradecer o jovem médico, o avô de Barbara deu-se
conta de que o médico que havia devolvido a saúde de sua netinha era
portador de uma deficiência física no pé e que ele se movimentava com
dificuldades. Ao abordar o assunto com o médico, o Dr. Merlin descobriu que
o profissional que salvara a netinha era a criança que há 35 anos ele quase
aplicara a equivocada solução da eutanásia.

Com a emoção dominando os corações dos atentos ouvintes, Divaldo discorreu
então sobre o real sentido da vida enfatizando a felicidade e as definições
da mesma pelas diversas escolas filosóficas: Epicuro que afirmava ser a
felicidade alcançada com o TER. Mais tarde surgiu Diógens do pensamento
Cínico que afirmou que a felicidade é nada ter e posteriormente Socrates.
Em uma época em que homens abandonam as suas mulheres que deram à luz
crianças portadoras de microcefalia, Divaldo, do alto da tribuna prestou um
tributo às mulheres que, enfrentando toda a sorte de dificuldades, elegem a
criação dos filhos. Para tanto, de forma brilhante e comovente Divaldo
narrou passagens da vida de sua genitora, Dna. Francisca e sua enorme
capacidade de renúncia associada ao amor sem limites pelos filhos.
Com o digno exemplo dessa corajosa mulher, que elegeu os filhos como sentido
de vida a conferência chegou ao fim. As pessoas foram retirando-se
pensativas.
Estampada no semblante delas uma reflexão: Qual o sentido que venho dando à
minha vida?

  Texto: Djair de Souza Ribeiro
   Fotos: Sandra Patrocínio

(Texto e português recebido de Jorge Moehlecke)

EL VERDADERO SENTIDO DE LA VIDA - DIVALDO FRANCO -Jataí, Goiás, 10 de febrero de 2016.


¿EUTANASIA? ¡NUNCA! - El verdadero sentido de la vida


   Jataí, pujante ciudad del Estado de Goiás, recibió el día miércoles 10 de
febrero la presencia de Divaldo Pereira Franco.
El Centro de Cultura y Actos Don Benedito Cóscia, un moderno teatro con
capacidad para 1.000 personas, resultó pequeño para recibir a aquellas que
desde las 15:00 aguardaban, sometidas a un intenso calor, que fueran abiertos
sus portones para la conferencia, que comenzó a las 20:00.
Previendo que así ocurriría, los organizadores del acto dispusieron que otras 450
personas fueran ubicadas en las dependencias del Centro Espírita Casa del
Camino
 y, además, una cantidad incalculable de oyentes siguió el acto a
través de la TV Jataí, que realizó la transmisión a los hogares de la ciudad.

   Al ocupar el escenario, Divaldo emocionó a todos con la narración de la anécdota
del médico norteamericano Tadeu Merlin, quien opinaba a favor de la aplicación de la
eutanasia en casos de enfermedades terminales.
Con ese pensamiento que ocupaba su cerebro, el Dr. Merlin fue convocado para
que atendiera una emergencia, a fin de que tratara de salvar la vida de una parturienta
y la de su bebé, que no salía a la luz después de transcurridas 20 horas de trabajo
de parto. Cuando, finalmente, la criatura vino al mundo, el Dr. Merlin notó que esta
era portadora de una deficiencia congénita en el pie, lo que le impediría tener una
vida normal. Esa circunstancia, asociada además a la carencia económica de la
madre, despertó en el médico materialista la idea de acabar con los enormes
sufrimientos que aquella criatura tendría.
Aprovechando que la madre del bebé dormía, extenuada por el extenso período del
parto, el Dr. Merlin preparó la inyección que provocaría la muerte del recién nacido,
sin despertar sospechas. No obstante, algo que el médico no supo explicar detuvo
su iniciativa, y con esfuerzo abandonó el intento de hacer efectiva la eutanasia.

   Los años se sucedieron, y varias décadas más tarde el entonces famoso
y exitoso Dr. Merlin vivía una vida apacible al lado de su hija y de Bárbara -su
nietita de 5 años- que era un encanto para su vida. En un accidente de tránsito
desencarnaron la hija y el yerno del Dr. Merlin, dejando a Bárbara a su cuidado.
Al cumplir los 7 años, mientras tanto, la hermosa Bárbara fue atacada por  
un virus pertinaz. Los diferentes médicos consultados opinaban que la muerte
de la criatura se produciría en unos pocos días, en medio de terribles sufrimientos.
Los médicos le aconsejaron al Dr. Merlin aliviar los momentos finales de su nietita
querida, aplicándole la eutanasia. Desesperado, el Dr. Merlin pidió ayuda a un
médico de las afueras de una ciudad del medio-oeste norteamericano, que
había estado realizando investigaciones acerca de esa enfermedad.
El joven médico evaluó el estado de Bárbara y confirmó el diagnóstico de los otros
profesionales: la muerte de Bárbara se produciría pocos días después.
Al ver el sufrimiento del abuelo, el médico le ofreció un tratamiento experimental,
sin que pudiera garantizarle buenos resultados, lo que de inmediato fue aceptado
por el Dr. Merlin. Al cabo de varias semanas de tratamiento, la vitalidad y la salud
volvieron a animar a Bárbara.
Cuando el Dr. Merlin fue a agradecerle al joven médico, el abuelo de Bárbara se dio
cuenta de que el médico que había devuelto la salud a su nietita era portador de
una deficiencia física en uno de sus piés, y que se movía con dificuldades.
Al abordar ese tema con el médico, el Dr. Merlin descubrió que el profesional que
había salvado a su nietita era aquel niño a quien, 35 años antes, él había estado a
punto de aplicarle una equivocada solución, mediante la eutanasia.

    La emoción dominaba los corazones de los atentos oyentes, y Divaldo hizo
referencia, entonces, al auténtico sentido de la vida, enfatizando la felicidad y las
definiciones de la misma, según las diferentes escuelas filosóficas: Epicuro afirmaba
que era la felicidad alcanzada a través del TENER. Pero, más tarde surgió Diógenes,
con el pensamiento Cínico, que afirmó que la felicidad consiste en no tener cosa
alguna y, posteriormente, Sócrates.
   En una época en que los hombres abandonan a sus mujeres cuando han dado a
luz criaturas portadoras de microcefalia, Divaldo, desde lo alto de la tribuna rindió
un tributo a las mujeres que, enfrentando toda clase de dificultades, eligen criar a
sus hijos. En tal sentido, en forma brillante y conmovedora, Divaldo narró anécdotas
de la vida de su progenitora, Doña Francisca, y se refirió a su enorme capacidad
de renuncia, asociada al amor sin límites por sus hijos.
Con el digno ejemplo de esa valerosa mujer, que eligió a los hijos como un sentido
para su vida, la conferencia llegó a su fin. Las personas se fueron retirando
pensativas.
Estaba estampada en sus semblantes una reflexión: ¿Cuál es el sentido que he
estado dando a mi vida?

 Texto: Djair de Souza Ribeiro
 Fotos: Sandra Patrocínio


Texto em espanhol recebido da tradutora MARTA GAZZANIGA [marta.gazzaniga@gmail.com])