segunda-feira, 17 de outubro de 2016

Registro. 2º Movimento Você e a Paz em São Paulo com Divaldo Franco - 16/10/2016

Ao entardecer do dia 16 de outubro, milhares de pessoas, de diversas crenças religiosas, reuniram-se no Parque do Ibirapuera, para celebrar o segundo encontro do Você e a Paz, na cidade de São Paulo.
O movimento teve a apresentação musical do coro Luther King e de Fabiana Cozza. Estiveram presentes como oradores, os representantes religiosos: Dom Julio Endi Akamine, Sheikh Jihad Hassan Hammadeh, Monja Heishin Gandra, Ocimar Camerlengo, José Carlos De Lucca e Divaldo Franco. Houve, também, mensagens gravadas em vídeo por Sri Prem Baba e Rabino Michael Schlesinger. Todos frisaram a importância da paz para a plenitude humana.
Divaldo Franco finalizou o evento reafirmando a necessidade de paz. Para tanto, utilizou-se como exemplo, de Gandhi, que amou de tal forma que conseguiu neutralizar o rancor do império britânico na dominação contra a Índia, libertando quase 700 milhões de indianos e paquistaneses do derramamento de sangue. Isso se procedeu através da sua excelente qualidade de amor, inexaurível fonte propiciadora da paz. Também não foi por acaso que Jesus estabeleceu no amor a base da doutrina que veio viver na Terra, pois a criatura humana tem sede de amar e ser amada.
Para abordar a temática do amor, tão necessária à paz, Divaldo Franco remeteu-se a Freud e à libido, na qual o ser humano coloca a necessidade imperiosa do prazer; para concluir que o amor a que se referia Jesus transcende o da área das funções genésicas. Na atualidade, as doutrinas psicológicas estabeleceram como fundamental a amorterapia e a proposta de Jesus passou a ser a única maneira do indivíduo encontrar-se consigo mesmo, conhecendo, assim, as necessidades que caracterizam seu processo evolutivo na Terra.
Jung estabeleceu que a vida humana deve ter um sentido e  Victor Frankl veio confirmar a necessidade de uma função psicológica, da vida pautada numa linha de amor, porque somente assim, o ser humano poderá encontrar o que Jung estabeleceu como sendo o estado luminoso. Quando o amor atinge a sua plenitude, o ser humano encontra a paz. O amor é a única virtude que quanto mais se divide, mais se multiplica, pois a sua sementeira é infinita, afinal, todo indivíduo é filho do Amor.
Divaldo Franco relembra, em sua fala, das cartas que Albert Einstein escreveu para sua filha. Em uma delas, afirma que a humanidade necessita de uma bomba cujos efeitos sejam maiores do que a atômica: a do Amor. O universo mantém-se graças a quatro forças ciclópicas: a gravidade, o eletromagnetismo, a lei quântica forte, a lei quântica fraca e o Amor como sendo a força concêntrica e excêntrica que mantém as galáxias nesse cosmo. E a partir desta concepção, o físico demonstra a lei de Amor como sendo fundamental à vida.
            Em 2000, a UNESCO, preocupada com 69 pontos de guerra, apresentou um convite à humanidade em favor da paz. Propôs que esta seria possível se as nações trabalhassem em prol de seis itens: respeitar a vida, rejeitar a violência, ser generoso, ouvir para compreender, preservar o planeta e redescobrir solidariedade. 
            Com isto, Divaldo Franco também propõe que o ser humano aprenda a serenar-se para que haja uma transformação no mundo, elegendo-se a não violência.  É indispensável que cada um trabalhe em virtude de se manter a paz, evitando deixar que os conflitos internos perturbem a harmonia. Afirma, também, que não se pode esperar que a paz venha oriunda de decreto governamental, porque esta  não tranquiliza o  sentimento de amargura. É necessário que a paz deixe os gabinetes, onde se resolvem através das armas a harmonia entre os povos, para que habite o coração do homem.
            A humanidade está na Terra para crescer na direção da plenitude, atingindo a perfectibilidade relativa, já que a absoluta advém só de Deus. Há a guerra, unicamente, se não há a paz no interior da criatura humana. Quando o homem apaziguar-se, a humanidade será formada por indivíduos pacifistas, em que os descendentes poderão fruir de tranquilidade. Divaldo Franco propõe que o indivíduo modifique seus hábitos daninhos, em busca daqueles que caracterizam a ética, tendo como escala de valores o amor a Deus acima de todas as coisas e ao próximo como a si mesmo, encontrando, assim, o autoamor, o autorrespeito, tão necessários à paz.
Texto: Carlyne Paiva,      Fotos Edgar Patrocinio, Bárbara Blauth e Julia Nezu

(Texto em português recebido de Jorge Moehlecke)

ESPANHOL


2º MOVIMIENTO TÚ Y LA PAZ, EN SAN PABLO, CON DIVALDO FRANCO - 16/10/2016.
Al atardecer del día 16 de octubre, miles de personas de diversas creencias religiosas, se reunieron en el Parque del Ibirapuera, para celebrar el 2o. ENCUENTRO TÚ Y LA PAZ, en la ciudad de San Pablo.
El movimiento contó con la presentación musical del coro Luther King, y de Fabiana Cozza. Estuvieron presentes como oradores, los representantes religiosos: Don Julio Endi Akamine, Sheikh Jihad Hassan Hammadeh, la monja Heishin Gandra, Ocimar Camerlengo, José Carlos De Lucca y Divaldo Franco. Hubo, también, mensajes grabados en vídeo por Sri Prem Baba y el Rabino Michael Schlesinger. Todos aludieron a la importancia de la paz para la plenitud humana.
Divaldo Franco cerró el acto, ratificando la necesidad de la paz. En tal sentido, tomó como ejemplo a Gandhi, que amó de tal modo que consiguió neutralizar el rencor del imperio británico, en la dominación de la India, y obtuvo la liberación de casi 700 millones de nativos de la India y de paquistaníes, evitando el derramamiento de sangre. Eso se logró a través de la excelente calidad de su amor, una inagotable fuente propiciadora de la paz. Asimismo, no fue por acaso que Jesús estableció que el amor fuera la base de la doctrina que se instaló en la Tierra, pues la criatura humana tiene sed de amar y de ser amada.
Para enfocar el tema del amor, tan necesario para la paz, Divaldo Franco aludió a Freud y a la líbido, en la cual el ser humano deposita la necesidad imperiosa del placer, para concluir que el amor al cual aludía Jesús, trasciende la zona de las funciones genésicas. En la actualidad, las doctrinas psicológicas han establecido como fundamental la amorterapia, y la propuesta de Jesús ha pasado a ser la única manera de que el individuo se encuentre a sí mismo, y conozca -entonces- las necesidades que caracterizan su proceso evolutivo en la Tierra.
Jung estableció que la vida humana debe tener un sentido, y  Victor Frankl confirmó la necesidad de una función psicológica de la vida, basada en una conducta de amor, porque solamente de ese modo, el ser humano podrá encontrar aquello que Jung caracteriza como el estado numinoso: cuando el amor alcanza la plenitud, el ser humano encuentra la paz. El amor es la única virtud que cuanto más se divide, más se multiplica, pues su siembra es infinita y, en definitiva, todos los individuos son hijos del Amor.
Divaldo Franco alude -en su disertación- a las cartas que Albert Einstein le escribió a su hija. En una de ellas, manifiesta que la humanidad necesita una bomba cuyos efectos sean más amplios que los de la bomba atómica: la bomba del Amor. El universo se conserva gracias a cuatro fuerzas ciclópeas: la gravedad, el electromagnetismo, la ley cuántica fuerte, y la ley cuántica débil, y el Amor, como la fuerza concéntrica y excéntrica que mantiene a las galaxias en ese cosmos. A partir de este concepto, el físico demuestra que la ley del Amor es fundamental para la vida.
         En el año 2000, la UNESCO -preocupada con 69 puntos donde había guerra- presentó una invitación a la humanidad en favor de la paz. Propuso que esta sería posible si las naciones colaborasen con su adhesión a seis ítems: respetar la vida, rechazar la violencia, ser generoso, escuchar para comprender, preservar el planeta y volver a descubrir la solidaridad. 
        De este modo, Divaldo Franco también propone que el ser humano aprenda a serenarse, para que haya una transformación en el mundo, al optar por la no violencia. Es indispensable que cada uno contribuya con su aporte al mantenimiento de la paz, evitando permitir que los conflictos internos perturben la armonía. Manifiesta, también, que no se puede esperar que la paz llegue originada por un decreto gubernamental, porque de tal modo la paz no calma el sentimiento de amargura. Es necesario que la paz salga de las oficinas, donde a través de las armas se resuelve la armonía entre los pueblos, para que se instale en el corazón del hombre.
        La humanidad está en la Tierra para crecer en dirección a la plenitud, a fin de que alcance la perfectibilidad relativa, ya que la absoluta sólo proviene de Dios. Está la guerra, únicamente, si no existe la paz en el interior de la criatura humana. Cuando el hombre se apacigüe, la humanidad estará constituida por individuos pacifistas, cuyos descendientes podrán gozar de tranquilidad. Divaldo Franco propone que el individuo modifique sus hábitos dañinos, en busca de aquellos que caracterizan la ética, teniendo como escala de valores el amor a Dios por encima de todas las cosas y el amor al prójimo como a sí mismo, para encontrar, de tal modo, el autoamor y el autorrespeto, tan necesarios para la paz.

Texto: Carlyne Paiva     
Fotos: Edgar Patrocinio, Bárbara Blauth y Julia Nezu

(Texto em espanhol recebido da tradutora MARTA GAZZANIGA [marta.gazzaniga@gmail.com], Buenos Aires, Argentina)