segunda-feira, 31 de outubro de 2016

Registro. XIX Movimento Você e a Paz – Evento de Santa Bárbara, BA

No dia 26 de outubro passado, Divaldo Franco iniciou as atividades do Movimento Você e a Paz, na cidade de Santa Bárbara-Ba, na praça José Donato de Lima.
Com a presença de um público expressivo, considerando o índice populacional do município, encontrando-se alguns sentados, outros de pé e alguns outros que se colocaram em cadeiras em frente às suas residências, fomos agraciados com uma temperatura bastante agradável na cidade que também é denominada carinhosamente, “Terra Santa”.
Respondendo ao convite feito, tivemos a presença da primeira-dama do município, representando o prefeito Sr. Nilton César Estrela de Menezes, bem como de representantes da Igreja Católica, das Religiões de Matrizes Africanas, e da Doutrina Espírita o coordenador do CR-3 e do Centro Espírita Francisco de Assis.
O evento foi iniciado com uma singela homenagem a Tio Nilson, por ser aquela a data do seu nascimento. Sra. Telma Sarraf iniciou falando da significativa importância da data para todos nós, em uma frase que caracteriza o homenageado e o homem de bem que, acreditamos, se fundem na mesma coisa: [“A grandeza de um homem pode ser medida pela capacidade de serviço ao próximo, de humildade e de amor. Os homens grandes chamam a atenção e projetam sombra, mas, os
grandes homens, onde quer que se encontrem tornam-se claridade inapagável,
apontando rumos libertadores” (Joanna de Ângelis). Tio Nilson tornou-se um deles no silencio de suas realizações e na grandeza da sua aparente pequenez].
Em seguida, o mestre de cerimonias, João Araújo, leu um texto de autoria de Divaldo Franco, que foi publicado no jornal A Tarde em 06 de dezembro de 2013, e na Revista Espírita no 300 de Janeiro/Fevereiro-2014.
Após a habitual apresentação do cerimonial, a palavra foi franqueada aos representantes, sendo todos peremptórios em falar da importância da vivência de uma Cultura de Paz.
Divaldo Franco iniciou de forma impactante, com uma frase significativa e real: “Todos comentamos a respeito da paz, no entanto nos olvidamos de que a paz nasce no âmago dos nossos sentimentos para tornar-se uma realidade interior que nos proporcione a harmonia que podemos distender às demais pessoas”.
Lembrou-nos da essencialidade da educação, como também nos apresentou o nobre codificador Allan Kardec, narrando o fato histórico vivenciado pelo extraordinário orador ateniense, aluno de Platão, Licurgo que recebeu um convite para falar sobre a educação. Complementou o pensamento, citando uma frase de Victor Hugo: “Toda vez que se abre uma escola se fecha uma cadeia”.
Consentâneo à temática em reflexão, apresentou-nos o significado profundo da família, elucidando: “A escola primeira da vida é a família. E é exatamente na família que nós aprendemos a conviver para estabelecer vínculos com a futura sociedade.    A família é a primeira célula, a célula do organismo social, se uma célula em meu corpo degenera, logo advém o perigo de todo o corpo contaminar-se e perder a sua existência através da infecção. Quando a família perde o equilíbrio e os pais não sabem conduzir-se diante dos filhos, eis a escola da violência, da brutalidade, da vulgaridade, dos sentimentos chãos, porque nós fazemos na rua exatamente aquilo que aprendemos a fazer dentro de casa”.
Na sua peroração convocou-nos a todos a viver em paz e transmitir a paz para o próximo, “não pode haver nada mais agradável do que uma pessoa pacifica, uma pessoa pacificadora, uma pessoa rica de ternura que nos agrada à primeira vista, que nos toca, que nos comove, que sente a dor do próximo... eu me refiro a uma pessoa modesta, à nossa casa, fazer de nossa casa um santuário de paz, vivermos em harmonia, porque de nossa casa, o local de trabalho, o clube, o local de festa, o enamorado, o afeto, a sociedade, serão o resultado natural da nossa paz pessoal”.
Encerrou, numa efusão de agradecimentos, com a Poesia da Gratidão, do Espírito Amélia Rodrigues, e cantando o hino do Movimento Paz pela Paz de autoria de Nando Cordel.
                               Texto:João Araújo   Fotos: Telma Sarraf

(Texto em português recebido em email de Jorge Moehlecke)


ESPANHOL


XIX MOVIMIENTO TÚ Y LA PAZ –
Acto en Santa Bárbara – Bahia, Br.

    El día 26 de octubre pasado, Divaldo Franco comenzó las actividades del Movimiento Tú y la Paz, en la ciudad de Santa Bárbara, Bahia, en la plaza José Donato de Lima.
    La presencia del público fue significativa, considerando el índice de población del municipio. Algunos estuvieron sentados, otros de pie y algunos otros se instalaron en sillas, delante de sus residencias. Fuimos agraciados con una temperatura bastante agradable en la ciudad, la cual también recibe la denominación cariñosa de Tierra Santa.
     En respuesta a la invitación que se le hizo, contamos con la presencia de la primera dama del Municipio, en representación del Prefecto, Sr. Nilton César Estrela de Menezes. También estuvieron presentes representantes de la Iglesia Católica, de las Religiones de Matrices Africanas y, por la Doctrina Espírita, el Coordinador del CR-3 y del Centro Espírita "Francisco de Asís".
     El acto dio comienzo con un sencillo homenaje a Tio Nilson, porque coincidió con la fecha de su nacimiento. La Sra. Telma Sarraf comenzó refiriéndose a la importante significación de la fecha para todos nosotros, con una frase que caracteriza al homenajeado y al hombre de bien que, consideramos, se funden en el mismo concepto: La grandeza de un hombre se puede medir por su capacidad de servicio al prójimo, por su humildad y su amor. Los hombres grandes llaman la atención y proyectan sombra, pero los grandes hombres, donde quiera que se encuentren se convierten en focos inextinguibles, que señalan los rumbos liberadores (Joanna de Ângelis). Tio Nilson se convirtió en uno de ellos, en el silencio de sus realizaciones y en la grandeza de su aparente pequeñez.
     A continuación, el maestro de ceremonias, João Araújo, leyó un texto de la autoría de Divaldo Franco, que fue publicado en el periódico A Tarde el 06 de diciembre de 2013, y en la Revista Espírita no 300 de Enero/Febrero 2014.
     Después de las habituales formalidades del ceremonial, la palabra fue cedida a los representantes, y todos coincidieron en aludir a la importancia de la vivencia de una Cultura de Paz.
     Divaldo Franco comenzó de modo impactante, con una frase significativa y cabal: Todos hacemos comentarios respecto de la paz y, sin embargo, nos olvidamos de que la paz nace en la raíz de nuestros sentimientos, para convertirse en una realidad interior, que nos proporcione la armonía que podamos transmitir a las demás personas.
     Nos recordó la condición esencial de la educación, como también nos presentó al ilustre Codificador Allan Kardec, y narró una anécdota histórica protagonizada por el extraordinario orador ateniense, alumno de Platón: Licurgo, quien recibió una invitación para hablar sobre la educación. Completó el pensamiento, citando una frase de Victor Hugo: Cada vez que se abre una escuela se cierra una cárcel.
     En coherencia con el tema propuesto para la reflexión, enunció el significado profundo de la familia, y explicó: La primera escuela de la vida es la familia. Y es precisamente en la familia, que aprendemos a convivir, para establecer vínculos con la futura sociedad. La familia es la primera célula del organismo social. Si una célula en mi cuerpo degenera, de inmediato se presenta el peligro de que todo el cuerpo se contamine y pierda su existencia, a causa de la infección. Cuando la familia pierde el equilibrio, y los padres no saben conducirse delante de los hijos, se hace presente la escuela de la violencia, de la brutalidad, de la vulgaridad, de los sentimientos chatos, porque nosotros hacemos en la calle exactamente lo mismo que aprendemos a hacer dentro de la casa.
     En su disertación nos convocó a todos a vivir en paz y a transmitir la paz al prójimo. No puede haber nada más agradable que una persona pacífica, una persona pacificadora, una persona rica en ternura, que nos agrada a la primera vista, que nos llega, que nos conmueve, que siente el dolor del prójimo... Me refiero a una persona modesta, a nuestra casa, a hacer de nuestra casa un santuario de paz, a que vivamos en armonía, porque nuestra casa, el lugar de trabajo, el club, el local de las fiestas, el novio, el afecto, la sociedad, serán el resultado lógico de nuestra paz personal.
     Concluyó, en medio de una efusión de agradecimientos, con la Poesía de la Gratitud, del Espíritu Amélia Rodrigues, y cantando el himno del Movimiento: Paz por la Paz, del autor Nando Cordel.

                               Texto:João Araújo   Fotos: Telma Sarraf


(Texto em espanhol recebido em email da tradutora MARTA GAZZANIGA [marta.gazzaniga@gmail.com], Buenos Aires, Argentina)